La salvación es el núcleo del cristianismo, un regalo divino que nos ofrece la oportunidad de reconciliarnos con Dios y asegurar la vida eterna. A través de las Escrituras, entendemos que la salvación no se obtiene por méritos humanos, sino por gracia, mediante la fe en Jesucristo.
¿Qué es la salvación según la Biblia?
La Biblia nos enseña que todos hemos pecado y estamos separados de Dios (Romanos 3:23). Sin embargo, Dios en su amor envió a su Hijo, Jesucristo, como sacrificio para redimirnos. En Juan 3:16, leemos: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.»
La salvación es un acto de amor y misericordia, no algo que podamos ganar por nuestras obras. En Efesios 2:8-9, se nos recuerda: «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.»
¿Cómo recibir la salvación?
El proceso de salvación es claro en la Biblia:
- Reconocer el pecado: Admitir que necesitamos la gracia de Dios (Romanos 3:23).
- Creer en Jesucristo: Aceptarlo como el único camino a Dios (Juan 14:6).
- Confesar y recibirlo: Declarar con fe que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador (Romanos 10:9).
Viviendo en la salvación
Ser salvo no significa simplemente evitar la condenación, sino caminar en una relación con Dios. La salvación transforma nuestra vida, dándonos propósito, paz y esperanza. Como dice 2 Corintios 5:17: «De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.»
Invitamos a todos a reflexionar sobre su relación con Dios y a buscarle con sinceridad. La salvación es un regalo disponible para todos, y en Cristo encontramos el verdadero camino hacia la eternidad.